lunes, 8 de junio de 2009


Pensé que soñar, era todo lo que tenía para poder tenerte cerca. Pero ahora, siento que soñar no sirve de nada, que no hace sentirme mejor. Me encantaría poder abrazarte, pero ya no de aquella manera, cuando eramos pequeños. Ya no soy un capullo de flor, ahora he florecido a base de bien, y creo que he llegado a ser una flor bonita. Ya no soy aquella persona infantil que conocistes hace años, después de tanto tiempo sin verte, tengo ganas de tí. Todo río, cuando va descendiendo por la montaña, aumenta su caudal... Yo tambien he crecido, ya no soy mas bajo que tú.

¡Vuela! Siente el aire moviendo tu pelo, la arena entre los dedos de los pies. Estás aquí, te había hehcado tanto de menos... no sabes cuanto. Te quiero TANTO. Espero que no te vallas de mi lado nunca más :)

- ¿Recuerdas aquella vieja cajita de música que me regalastes antes de marcharte?

- Lo recuerdo como si fuese ayer. - Intenta tararear la melodía para sus adentros.

En ese justo momento, saco la cajita del bolsillo derecho de mi pantalón. Es de metal plateado, parece no esconder casi nada debajo de ese aspecto tan demacrado de su constancia de uso. Pero ese pensamiento se desvanece en el justo momento que la hago sonar, y todos los recuerdos de nuestra infancia llegan de nuevo a nustras mentes inundando todos los rincones de ella. Esa parte tan humana de mi ser se apodera de mis ojos, y de repente, dos lágrimas transparentes y brillantes caen, pero esto no es el signo de tristeza que hubo en tu marcha. Este es ahora el signo de felicidad más evidente en mi cara. De repente, noto como mi estómago saborea todas tus respiraciones, y en ese momento, esbozo una sonrisa. La sonrisa más profunda que jamás haya podido realizar...

1 comentario: